Es una especie de mantequilla clarificada muy usada en la cocina india y particularmente es uno de los pilares de la cocina ayurveda por su creencia de poderes curativos.
Como toda grasa hay que consumirla con moderación, y debido a su punto de humeo elevado se usa preferentemente para saltear o freír.
Tiene un color ámbar precioso cuando está a temperatura ambiente y se solidifica blanqueándose cuando se enfría, quedando un aspecto de manteca.
Posiblemente, lo que más me fascina del Ghee es su sabor intenso a nuez, y aroma de caramelo.
Es apta para intolerantes a la lactosa, ya que los sólidos de la leche se eliminan.
Ingredientes:
450g MANTEQUILLA
1.- En un cazo con fondo reforzado, colocar la mantequilla cortada en cubitos.
2.- Calentar la mantequilla a fuego bajo, sin dejar de remover.
3.- Se formará una espuma en la parte superior que se irá retirando y descartando. Los sólidos lácteos se precipitarán el fondo del cazo. En medio se quedará una capa que es la mantequilla clarificada.
4.- Dejar cocer la mantequilla unos 15-20 minutos sin parar de remover, hasta que la capa de en medio tenga un aspecto dorado (el aroma a estas alturas es espectacular).
5.- Tras eliminar toda la espuma, el líquido ya tiene color ámbar, avivar el fuego un poco para acabar de dorar. Apagar el fuego y dejar reposar durante un par de minutos para que el poso se estabilice en el fondo.
6.- Con ayuda de unas gasas colocadas sobre un colador, colar el “oro líquido” del cazo en un frasco esterilizado, eliminando en el colado todas las proteínas lácteas.
Nota: se conserva hasta 6 meses en la nevera
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